Un ratón en el aula
Cuando, esta mañana, íbamos de viaje recordó aquella tarde que estando en el aula, corrigiendo los deberes de los niños, un ratón había caído en la papelera de la clase. Con el “respeto” propio de quien no ha convivido con animales domésticos comentó que abandonó el aula y cerró la puerta. Cuando se reanudaron las clases vespertinas, el ratón no se encontraba ya en la papelera; pudieron suceder varias cosas una de ellas, la obvia, es que el ratón saliera de la papelera y otra, dentro de las posibles, es que como en la papelera un alumno había arrojado el dibujo de un gato mal resuelto estéticamente y que tenía el aspecto de pasar hambre, éste como quien no quiere la cosa se hubiera comido al roedor. Por la tarde, la señora de la limpieza, comentó con una compañera que había escuchado un chillido o un maullido cuando volcó la papelera en el cubo de la basura. (MMV 9/13)
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